San Josemaría y G.K. Chesterton: Un Encuentro Inesperado en la Fe
En mi camino de fe, mi devoción y amor por San Josemaría, fundador del Opus Dei, y mi respeto y admiración por G.K. Chesterton, el ingenioso escritor y apologista inglés, han crecido en paralelo. Con el tiempo, he descubierto una sorprendente convergencia en sus pensamientos y enseñanzas, revelando una fe compartida que trasciende épocas y contextos.
La Santidad en lo Cotidiano:
San Josemaría, canonizado en 2002, revolucionó la comprensión de la santidad al enfatizar que no era un privilegio exclusivo de sacerdotes y monjas. Su mensaje de "santificación del trabajo ordinario" resonó profundamente en los laicos, animándolos a buscar la unión con Dios en sus tareas diarias, ya fuera en la oficina, el hogar o la fábrica. San Josemaría sostenía que cualquier trabajo, por humilde que pareciera, podía convertirse en una oración y un camino hacia la santidad.
Chesterton, por su parte, compartía esta visión de lo sagrado en lo cotidiano. En sus escritos, celebraba la belleza y el misterio de la existencia ordinaria. Desde la alegría de un picnic familiar hasta la maravilla de un atardecer, Chesterton encontraba en lo cotidiano destellos de la creación divina. Para él, la fe no era una abstracción, sino una realidad que impregnaba cada aspecto de la vida.
La Alegría del Cristianismo:
Tanto San Josemaría como Chesterton rechazaban la imagen del cristianismo como una religión sombría y opresiva. San Josemaría, a menudo retratado con una sonrisa radiante, predicaba la importancia de vivir con alegría y entusiasmo, incluso en medio de las dificultades. Para él, la alegría no era una emoción superficial, sino un fruto del Espíritu Santo y un signo de una fe auténtica.
Chesterton, con su ingenio y humor característicos, también defendía la alegría del cristianismo. En sus ensayos y novelas, presentaba la fe como una aventura emocionante y llena de sentido. Para Chesterton, el cristianismo no era una carga, sino una liberación, una fuente de asombro y gratitud ante la belleza y la bondad de Dios.
La Defensa de la Razón y la Tradición:
San Josemaría y Chesterton compartían una profunda convicción en la importancia de la razón y la tradición en la fe. San Josemaría, doctor en Derecho Civil y Canónico, insistía en la formación intelectual de los miembros del Opus Dei, animándolos a estudiar y reflexionar sobre la fe. Para él, la fe no era un salto ciego, sino una respuesta razonable a la revelación de Dios.
Chesterton, con su mente brillante y su vasta erudición, también era un defensor apasionado de la razón. Utilizaba su ingenio y lógica para refutar los argumentos contra el cristianismo y exponer las contradicciones del pensamiento moderno. Al mismo tiempo, valoraba profundamente la tradición, viendo en ella la sabiduría acumulada de generaciones que habían vivido y reflexionado sobre la fe.
El Amor a la Libertad y la Familia:
Ambos hombres compartían un profundo amor por la libertad humana y la familia. San Josemaría defendía la libertad individual como un don de Dios y una condición esencial para el desarrollo personal y espiritual. Al mismo tiempo, reconocía la importancia de la responsabilidad personal y la necesidad de utilizar la libertad para servir a los demás.
Chesterton, por su parte, era un crítico feroz del colectivismo y el estatismo, argumentando que la verdadera libertad solo se encuentra en Dios. Defendía la familia como el núcleo de la sociedad y la escuela de virtudes, donde los individuos aprenden a amar, a servir y a crecer en responsabilidad.
En conclusión, San Josemaría y G.K. Chesterton, aunque diferentes en muchos aspectos, compartían una visión común de la fe católica. Sus vidas y enseñanzas nos invitan a encontrar a Dios en lo ordinario, a vivir con alegría y esperanza, a defender la razón y la tradición, a amar la libertad y a valorar la familia. Su legado perdura como un testimonio de la vitalidad y la relevancia del cristianismo en el mundo moderno.